Et le sel est resté

Nota

Et le sel est resté es una pieza para mandolina y banda electrónica en la que quise explorar las huellas del desarraigo. Sal de una lágrima, sal del mar abandonado, sal que queda en la boca como un recuerdo algo doloroso, la memoria se aborda aquí no como un relato, sino como una materia a modelar, hecha de contrastes, de gestos interrumpidos, de olas de tensión y de borrado. La pieza se organiza en varias zonas de intensidad, atravesadas por movimientos de levantamiento y retirada, pero siempre en un tempo implacable (al segundo). Aparecen motivos, se fragmentan, se repiten, se deforman. Las dinámicas cambian constantemente, con pasajes de acumulación sonora seguidos de suspensiones casi mudas.
Busqué para la mandolina expresar un lenguaje en tensión constante, donde nada se fija ni se habitúa. Los pequeños capítulos musicales se encadenan así sin interrupción. La banda electrónica, por su parte, actúa como un doble inestable y lejano. Construida a partir de materiales sonoros transformados (soplos, voces, texturas granulares), no "comenta" la parte de mandolina: al contrario, busca desplazarla, absorberla, reflejarla o negarla. Por momentos, parece casi prolongar el gesto instrumental; en otros momentos, la arrastra a otras dimensiones y otros espacios. Pensé la electrónica como una memoria dentro de la memoria, que me permite poner a prueba las nociones de pérdida y transformación. Finalmente, en esta pieza, el recuerdo nunca se impone frontalmente. Se desliza, aflora, resiste... como un sabor a sal que queda en la lengua.



– Clara Olivares, abril 2025