Murs et Racines

Nota

Mi primer contacto fuerte con la música contemporánea se remonta a septiembre de 2011, cuando asistí al estreno póstumo del Cuarteto II de Christophe Bertrand por el Cuarteto Arditti. Guardo un recuerdo muy vívido de la impresión que me causó esta obra, en la que percibí entonces, a través de las líneas musicales, una energía bruta, viva. Conmovida por esta pieza, cuya intensidad sacudió mis jóvenes certezas sobre la música, me inscribí en la clase de composición apenas unos días después en el Conservatorio de Estrasburgo. Es en el espíritu de un homenaje al Cuarteto II de Christophe Bertrand que concibo esta pieza, diez años después de su creación. Murs et racines, manteniendo la linealidad del discurso musical, juega especialmente con el borrado de los contornos y la creación de difuminados. Más precisamente, la pieza está compuesta de varias células repetidas, difuminadas por texturas orgánicas, donde las fuentes sonoras no se identificarán claramente gracias al uso de modos de juego extendidos. Estos dos elementos forman un juego de primer plano/fondo con la textura híbrida, lo que confiere sensaciones de espacios cambiantes, reverberaciones variadas y una multiplicidad de colores. La forma se establece según un principio de repetición del mismo material, retomado pero desarrollado cada vez, extendido, estirado. Algunos pasajes de gran virtuosismo alternan con otros mucho más lentos, donde el tiempo está casi detenido, y donde cada figura musical se desgrana con una infinita lentitud.



Clara Olivares, septiembre 2021