V.I.T.R.I.O.L.

Nota

"Ve al centro de la Tierra y, rectificando, encontrarás la piedra oculta."

“Esta locución latina, que está en el origen del nombre del ácido sulfúrico, es el punto de partida de mi pieza para ensemble y electrónica, concebida como un camino iniciático. A las diferentes etapas de esta iniciación, que son las de la vida humana, corresponde una extensión progresiva del espacio sonoro.

La edad de la inocencia. La despreocupación del clarinete surge de las entrañas de la música con su sombra electrónica. El cuarteto de cuerdas, independiente, reacciona a este diálogo, proponiendo su propio universo sonoro exuberante, a veces destacado y a veces más discreto. Imperturbable, el clarinete y su doble virtual se desarrollan sin prisa. Dos espacios rítmicos evolucionan en paralelo, gracias a las dos pulsaciones rítmicas diferentes definidas por la electrónica.

La edad de las pruebas. El hombre se enfrenta a sí mismo y a lo que le rodea. Los instrumentos chocan, el clarinete lucha, en conflicto, en búsqueda. En relación con este, la electrónica en tiempo real crea oposiciones, fusiones, evoluciones independientes, introduce elementos a veces similares, a veces radicalmente opuestos a la parte instrumental. Las dobles pulsaciones reaparecen, se complementan y se unen hasta formar una sola.

La edad de la madurez. La sabiduría se adquiere. Tras la gran sección de armonías complejas que concluye la segunda parte, el ensemble se desvanece progresivamente, dejando al hombre solo, en el centro de todo, plenamente consciente de su identidad.

Algunos materiales recurrentes marcan este recorrido: los crepitares del fuego – símbolo de vida, símbolo de destrucción –, las diferentes pulsaciones – espacios rítmicos que se contradicen, se responden y se mezclan acumulándose –, y los grandes pasajes fuera del tiempo, como los corales, que marcan las etapas superadas del camino iniciático.”


– Clara Olivares, septiembre 2016